miércoles, 18 de noviembre de 2015

Kit Depilación freelancer. Experimento científico.


El calor agobiante hace que las vellosidades corporales no puedan ocultarse tan fácilmente debajo de unos jeans apretados y unas botas, tal como acontece en períodos invernales de Baires. Para colmo descubrí con asombro que los pelitos del brazo se erizan, cual gato enojado, a altas temperaturas y, a pesar de que los míos gracias al cielo son rubios, me asombró notar la cantidad tupida que tenía cuando pisé Sao Luis y comenzaron a pararse uno a uno al unísono, tal como si hubiera sido víctima de una electrocución fruto de haber metido los dedos en un enchufe que pareciera haber arremetido vilmente contra mi persona bajo una descarga eléctrica mortal.

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Como era de esperarse, y sobre todo debido al valor cambiario, la depilación acá en Brasil representa un desafío bastante grande para mi bolsillo. La realidad es que hoy me toca elegir entre depilarme en un local y comer para el orto, o probar la independencia depilatoria haciéndolo por mí misma y darme algún que otro lujo culinario de vez en cuando. Como en todo, también en la belleza, solo es cuestión de aprender incursionando en nuevas opciones y ponerle mucha onda para rebuscárselas lejos de casa. 
La buena noticia es que, hace unos días, revisando los bolsillos secretos e incontables de la mochila, me di cuenta que mi depiladora eléctrica no había desaparecido tal y como pensaba. Si no que para que nadie me la robe, había buscado un recoveco imposible de encontrar para guardarla. Tan imposible que ni yo pude hallarla posteriormente, hasta el momento en que decidí hacer una limpieza profunda de mi bolso de equipaje para seleccionar qué seguiría viaje conmigo y que no.

La impronta principal que se me presentó en el viaje fue el hecho de que, hasta ahora, solo viví en lugares con baño y cocina compartida (a excepción de Camocim y Parnaíba, donde solo estuve de paso un tiempo considerablemente menor al del resto de los lugares). No creo que sea prudente cagarme en todo y poner a calentar la cera -con ese olor a culo que la caracteriza cuando se esta fundiendo- en una cocina comunitaria. Tampoco creo que sea civilizadamente aceptable ponerme a depilarme el cavado completamente despatarrada sobre la mesa grupal, mientras mis vecinos disfrutan de sus patas de pollo con arroz y feijón. Además eso daría por resultado la recibida total y absoluta con honores de "incogible definitiva" con posterior adquisición del diploma que mi mamá tendría la obligación de colgar orgullosa enmarcado en un cuadro de vidrio, sobre el sillón en el living de su casa.


Bajo este contexto, decidí salir a patear la calle nuevamente, pero esta vez con un objetivo concreto: Ver qué ofrecían como solución depilatoria gasolera las góndolas de negocios de belleza brasileros. Encontré varias alternativas y comencé a seleccionar material teniendo en cuenta principalmente dos factores: Monetario y hogareño coyuntural. Precisaba algo específico que no demandara tener que calentar la cera a baño maría -o microondas- y que pudiera usar en la intimidad de mi dormitorio sin correr el inminente peligro de decorar pisos y paredes ajenos con bodoques de una sustancia que huele a orto rancio y que, encima, solidifica perpetuándose for ever en el lugar que toque. Todos los caminos me llevaron a un kit de productos estrictamente seleccionados tomando esos recaudos externos que acabo de enunciar: Cera en frío sabor morango, es decir, frutilla -era eso o algas marinas chicos, no me jodan- dos espátulas de tamaños diversos para colocar dicha cera sobre la piel y un sinnumero de paños descartables para retirar el producto de la piel sin correr el riesgo de arrancarme un pedazo o dejarme hematomas pronunciados en las partes íntimas (como me pasó la primera vez que osé incursionar en la depilación freelancer).

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Una vez adquirido lo que yo denominé  "kit de depilación freelancer", me acomodé en la posición que creí correcta para llevar a cabo el procedimiento cuasi quirúrgico de depilarse y empecé, paso a paso, a someterme como conejillo de Indias a los puntos de una hipótesis que solo podría ser probada por desarrollo empírico. 

EL ARTE DE DEPILARSE SOLA - Y SIENDO TORPE - EN LA LOMA DEL ORTO 
FASES DE UNA HIPÓTESIS SOMETIDA A COMPROBACIÓN CIENTÍFICA

FASE UNO: DEPILADORA ELÉCTRICA.
El primer paso es quitar todo vello molesto y visible de la parte inferior de las piernas hasta las rodillas (inclusive). Limpiar el piso después del procedimiento, ya que el mecanismo de las depiladoras eléctricas de mano consta de la extracción total del pelo, desde el folículo piloso, extrayéndolo desde la raíz. Eso hace que todo lo extraído caiga al piso, por no poseér un recipiente interno que los contenga como tienen las aspiradoras. 
Si, un proceso meramente infrahumano al que solo debemos someternos las mujeres, los travestis y los metrosexuales o ciclistas.

FASE DOS: MAQUINITA DE AFEITAR
La Gillette, esa que usan los tipos para sacarse la barba. Esto es lo que yo uso para las axilas, ya que mi amiga y doctora Romina, me prohibió terminantemente depilarlas con cera por el riesgo que esto conlleva y la exposición innecesaria al cáncer de mamas como resultado de la temperatura de la cera y el tironeo que puede provocar futuros nódulos. Ténganlo en cuenta, de verdad. 
La maquinita de afeitar no es lo más conveniente para el cuerpo, porque básicamente es para afeitar y, por ende, la suavidad de las zonas rasuradas solo dura un día como máximo. Después de ese plazo comienzan a florecer de los poros cardos gruesos y fuertes que van a requerir de una cortadora de pasto potente para ser podados. Además si un tipo osa acariciarte las piernas en período de florecimiento, se lija la mano completa. En el cavado es peor, debido a que representa el máximo error garrafal que toda mina comete alguna vez en su vida. Sacar los pelos de la pochola con esto es una incitación al suicidio futuro. El día posterior de haber incurrido en semejante cagada, las zonas genitales comienzan a picar de una manera asesina hasta que los pelos terminan de crecer. Ténganlo en cuenta también esto.

FASE 3: CERA FRÍA DE MORANGO + PAÑOS DESCARTABLES PARA *TIRAR*.
Bueno, a ver ¿Por dónde empezar? El hecho de que una cera corporal tenga aroma a morango -frutilla- en principio puede ser muy divertido y hasta tentador, ya que libera a las neuronas femeninas de la presión psicológica que trae la recepción olfativa del aroma de la cera tradicional, pero después de cinco minutos de estar dale que dale con esta mierda, pasas a oler a chupetín Lerithier rojo y te transformás instantáneamente en un compendio de pegajosidad extrema que te convierte en una suerte de anfibio intocable. Todo sobre lo que te sientes se te queda pegado en el culo, toda polución que ande flotando por el aire se te acopla a la parte superior de las piernas (o donde hayas pasado la sustancia viscosa). Pero, en líneas generales, sirve. No saca todo en la primera pasada, no duele tanto como el tirón de cera caliente y no corres peligro de un posible futuro transplante cutáneo de urgencia. Para dar una idea de tiempo, a mi me llevo alrededor de dos horas y media hacer los muslos y el cavado, tiempo en el que paralelamente Siske hablaba con familiares y amigos por skype (con la pantalla apuntando para el lado contrario, claro). Muy bizarro, si, pero es lo que hay cuando compartís el dormitorio con alguien.

FASE 4: PINCITA DE DEPILAR
Este objeto indispensable en la cartera de toda dama es lo que va a dar el toque final a la depilación perfecta. Se utiliza, principalmente, para las cejas y para retirar todo pelo rebelde hijo de mil puta que no haya querido salir con la depiladora, la cera o la maquinita de afeitar. No es excluyente el uso, pero va como piña.

FASE 4: CREMA HIDRATANTE O GEL POST-DEPILATORIO.
Crema hidratante sobre cada poro rojizo que cubre la superficie de TODA la piel después de haber sido sometida a un tratamiento, en mi opinión, completamente contrario a los pactos internacionales de derechos humanos adheridos a la Constitución Nacional Argentina en 1994. 
Hay que tomar el recaudo de leer previamente las instrucciones de uso de los productos elegidos ya que, por ejemplo, la cera fría prohibe terminantemente el uso de cualquier humectante hasta pasado el plazo de tres horas de la extracción de pelo.

RESULTADOS DEL EXPERIMENTO:
Aceptables. Si bien no es lo mismo que ingresar a un local para que hagan todo por una y no demanda la misma cantidad de tiempo, una queda presentable en un 80% llevándose consigo el plus del orgullo de haber solucionado un problema (aunque sea meramente superficial) por una misma. 

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