Mi amiga europea Vanessa -Siske para los amigos- que también es mi roomate, compañera de viaje y de emociones, esta pasando por un período de revolución hormonal devenido en bipolaridad extrema -resultado de las contraindicaciones de un antibiótico que está tomando actualmente- comenzó a hacerme planteos muy similares a los que me haría una pareja a la que no le doy la atención suficiente. No obstante con eso, me acusa vilmente de abstraerme del mundo cuando me pongo a escribir y, posteriormente, cubre el vacío existencial que aparentemente yo le dejo, con una voz cibernética proveniente de la inteligencia artificial de su Ipad que, orgullosa, se autoproclama SIRI de una manera extremadamente soberbia y que entabla con Vanessa conversaciones -demagógicas- en perfecto español neutro.
Entonces, mi contexto hogareño diario -en la recalcada concha del mono- vendría a ser algo parecido a una charla de café entre una máquina de bolsillo y mi amiga que, además, usa dicho aparatejo como medio para hacerme planteos indirectos carentes de toda sensibilidad hacia mi persona, en stéreo con una máquina. Muy Terminator 3 todo.
Entonces, mi contexto hogareño diario -en la recalcada concha del mono- vendría a ser algo parecido a una charla de café entre una máquina de bolsillo y mi amiga que, además, usa dicho aparatejo como medio para hacerme planteos indirectos carentes de toda sensibilidad hacia mi persona, en stéreo con una máquina. Muy Terminator 3 todo.
En fin, al margen toda indignación y formalidad, quiero que entiendan que lo único que puedo oír de fondo estos últimos días cuando les escribo, sería algo similar a lo que ustedes escucharían si estuvieran concentrados en algo y, atrás, hubiera una TV encendida reproduciendo un documental bizarro de Discovery Channel con un contenido bélico picarón inentendible que los haga notar lo miserables que son como amigos.
A continuación, voy a adjuntar la imagen con leyenda que me enviaron Siske y Siri, de forma conjunta, a través del chat de Facebook mientras yo me recibía de malabarista subiendo videos caseros con una conexión nefasta.
Nota: No voy a ahondar en lo bizarro que es para mí que un aparato posea NOMBRE, ya que según estudié, estamos hablando de un derecho personalísimo y fundamental según las leyes de Argentina y que solo están reservados a las personas que, a su vez, son definidas como "entes susceptibles de adquirir derechos y contraer obligaciones" por la misma ley. Siri, entonces, para Steve Jobs, debería ser equiparada a personas como vos, como yo y como todos nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario